Biblioteca de las Artes cuenta con fondo bibliográfico del escritor Efraín Jara Idrovo

“En el país, mi padre es tal vez la persona que poseía la mayor colección de obras sobre crítica literaria, especializada de distintos autores”. Lo dijo Juan Cristóbal Jara, hijo del escritor Efraín Jara Idrovo, quien falleció el 8 de abril del 2018, a los 92 años.

En las palabras de Juan Cristóbal Jara hay cierta nostalgia, pero también mucha emoción, la misma que lo condujo hasta la Biblioteca de las Artes para donar más de cien títulos en temas como lingüística, teoría literaria y estilística, y que desde el miércoles 17 de abril pertenecen al fondo Efraín Jara Idrovo de la Biblioteca de las Artes.

Los libros, comentó Juan Cristóbal Jara, conformaron la biblioteca personal de su padre, considerado uno de los poetas más influyentes del Ecuador.

La donación fue la primera de otras que el hijo del connotado poeta se comprometió a realizar. Así lo señaló Juan Cristóbal Jara al rector de la Universidad de las Artes, Ramiro Noriega, durante su visita. Entonces se trajeron a la memoria algunas de las obras que integraron la vasta producción literaria de Efraín Jara Idrovo, aquellas con las que se ganó el reconocimiento nacional e internacional y lo llevaron a recibir premios como el Eugenio Espejo.

Justamente, Juan Cristóbal Jara indicó que en las siguientes entregas constarán libros de la autoría de su padre. Entre otros: “Tránsito en la ceniza”, “Rostro de la ausencia” y “Carta de Navidad”.

Efraín Jara Idrovo se graduó de abogado en la Universidad del Azuay, pero nunca ejerció su profesión. Fue también profesor de literatura en el colegio Benigno Malo, decano en la Facultad de Letras de la Universidad de Cuenca y presidente de la Casa de la Cultura, núcleo del Azuay. Además, formó parte del grupo artístico Elan y obtuvo el premio Eugenio Espejo en 1999.

Entre sus títulos más importantes están ‘Tránsito en la ceniza’, ‘Rostro de la ausencia’, ‘El mundo de las evidencias’ y ‘Sollozo por Pedro Jara’, este último considerado uno de sus poemas más sensibles, está dedicado a su hijo muerto prematuramente en 1974. Su último libro fue ‘Alguien dispone su muerte’, de 1998.